Las empresas obligadas a pago son compañías privadas y entidades del Estado puntuales. Estas deben cumplir con las siguientes características:
Evidencian una experiencia crediticia favorable en centrales de información que permiten determinar su capacidad y comportamiento de pago.
Contar con un perfil de pequeña, mediana y gran empresa (o corporativa).
Además, nuestra elección se orienta hacia entidades que, por su estructura y alcance, sean capaces de afrontar las responsabilidades derivadas de la relación comercial o contractual establecida.